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Editorial: Esperanza a pesar de todo

| 29 septiembre, 2020 | Comentario

No nos podemos engañar: los próximos meses a los que nos vamos a enfrentar serán duros. Muy duros. La segunda ola de la pandemia está impactando en nuestro país con particular crueldad. Los contagios se han vuelto a disparar y la presión sobre nuestro sistema hospitalario amenaza con colapsar como en los peores momentos del mes de abril. Se avecinan, por tanto, días críticos para nuestra sociedad y, en particular, para nuestra industria del calzado.

El sector español de calzado está lejos de haber recuperado la normalidad previa a que se desatara la covid-19. Todos los índices y niveles que miden la salud de nuestra industria indican que todavía queda mucho recorrido hasta que podamos decir que se ha retomado la actividad zapatera con su habitual ritmo. El Índice de Producción Industrial (IPI) de julio desveló que la fabricación de zapatos caía un 34,4 por ciento, siendo el peor resultado registrado por un sector industrial en España. El empleo en el sector, que llevaba dos meses de subidas, volvió a caer en agosto y se situó en un 31 por ciento por debajo que hace un año. Las exportaciones se mantuvieron durante el primer semestre de 2020 en porcentajes un 20 por ciento inferiores que en el mismo período de 2019. Las dos principales ferias del sector en España, Momad para el producto acabado y Futurmoda para la industria auxiliar, han desistido de organizar este año sus ediciones de septiembre y octubre y han pospuesto su celebración para 2021, si la situación sanitaria lo permite. Y, como estos, podría seguir enumerando muchos otros indicadores que alertan sobre la coyuntura excepcionalmente negativa en la que está sumida la industria española del calzado, como, por ejemplo, la caída de las ventas de zapatos, el cierre de zapaterías y tiendas multimarca, la depresión de la confianza del consumidor, la ausencia de turistas en nuestras calles comerciales, etc.

Esta no es la primera crisis que combate el sector. Las empresas y trabajadores que lo componen saben cómo actuar en tiempos adversos. Ya lo han hecho con éxito con anterioridad y lo volverán a hacer.

Nos esperan días duros, qué duda cabe. La supervivencia de gran parte de la masa industrial de nuestro sector depende de su capacidad para resistir en los próximos meses. Son múltiples los factores que tiene en contra, por ello es bueno recordar sus fortaleza y transmitir un mensaje de esperanza. Esta no es la primera crisis que combate el sector. Las empresas y trabajadores que lo componen saben cómo actuar en tiempos adversos. Ya lo han hecho con éxito con anterioridad y lo volverán a hacer. Su producto ofrece una inmejorable relación calidad/precio y sus marcas son muy apreciadas en los mercados exteriores. Algunos eventos en Europa han regresado al calendario ferial. Gallery Shoes y Micam marcan el comienzo de una temporada inusual e inédita. Quienes han visitado el certamen alemán han vuelto ilusionados, con contenida satisfacción. Casi 50 firmas españolas viajarán a Italia, evento que servirá verdaderamente para evaluar la capacidad de recuperación de nuestras marcas. Las ventas de zapatos nacionales en el exterior están muy por debajo de lo habitual, es cierto, pero merece la pena recalcar que en los últimos meses la tendencia exportadora indica una evidente corrección. Hay esperanza.

El virus permanecerá con nosotros todavía un tiempo a la espera de una vacuna que nos ayude a volver a nuestras vidas tal y como las dejamos a mediados de marzo. Mientras llega el remedio que nos inmunice, debemos cuidarnos y resistir, sin perder de vista que todas las crisis son, por definición, finitas. Saldremos de esta, claro. No será fácil, pero no olvidemos que, aunque parezca que todo está en contra, también hay, pocas y débiles, señales que invitan a la esperanza. Suerte en los próximos meses.

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Categoría: Actualidad

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