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Editorial: Regreso a la normalidad

| 26 febrero, 2021 | Comentario

Nada podría ser peor que un regreso a la normalidad. Muchos empresarios y trabajadores de la industria del calzado anhelan la instauración de una nueva normalidad que traiga de vuelta el modelo de negocio anterior al estallido de la crisis de la covid-19. Pero las pandemias han sido siempre momentos de ruptura. Como lo fue la peste negra o la gripe española, la expansión de este tipo de epidemias contagiosas supone un momento de inflexión en el devenir de nuestra historia: ninguna sociedad que atraviesa una pandemia de grandes magnitudes sale de ella igual que entró. Por ello, pensar que en unos años el sector del calzado retomará su actividad tal y como la dejó en marzo de 2020 es una ilusión, no solamente bana, si no también muy equivocada y perjudicial.

La mayoría de los indicadores económicos sugieren que la actual pandemia ha tenido un profundo alcance sobre el sector español del calzado. Por ejemplo, el valor de las exportaciones nacionales disminuyó el pasado año cerca de un 16 por ciento; la producción de zapatos se desplomó por encima del 30 por ciento; la covid-19 destruyó 19.300 empleos en nuestra industria, y las ventas domésticas de artículos de moda se redujeron en torno a un 40 por ciento. Sin lugar a dudas, son números que únicamente cifran algo que ya barruntábamos, que la magnitud de la catástrofe causada por la irrupción del nuevo coronavirus no tiene parangón en la historia reciente de nuestro sector.

La crisis de la covid-19 impacta sobre un sector que ya antes acusaba notables debilidades estructurales, tal vez las más graves en aspectos tan dispares como la digitalización, la renovación de las plantillas de sus trabajadores o la escasez de músculo financiero.

No nos sorprende, porque era cosa que ya se había avisado desde distintos organismos internacionales, que la recuperación tras la debacle no está siendo tan rápida como nos gustaría. En primer lugar, porque las sucesivas olas pandémicas interrumpen periódicamente la actividad económica del país y entorpecen cada poco el normal desarrollo de la fabricación y comercialización de zapatos. Y, por otro, porque la crisis de la covid-19 impacta sobre un sector que ya antes acusaba notables debilidades estructurales, tal vez las más graves en aspectos tan dispares como la digitalización, la renovación de las plantillas de sus trabajadores o la escasez de músculo financiero. En consecuencia, la pandemia ha golpeado una industria que requería el saneamiento de unas carencias que arrastraba desde hace tiempo. Así que conviene no engañarse y tomar conciencia cuanto antes de dos certezas en relación con el futuro del sector español del calzado: una, que su recuperación será lenta, costosa y que dejará tras de sí un buen número de pequeñas y medianas empresas incapaces de trasegar con derrumbes macroeconómicos como el actual y, dos, que la industria zapatera que saldrá de esta crisis poco tendrá que ver con el que se enfrentó a la aparición del virus.

El sector del calzado español será distinto porque la aún vigente pandemia de la SARS-CoV-2 ha acelerado un proceso de reestructuración que el zapato nacional llevaba años retrasando. Algunos de los proyectos más interesantes que están apareciendo para aprovechar las ayudas institucionales ahondan precisamente en esto: un cambio profundo en la manera de entender la actividad productiva y comercial de nuestro sector. De este modo, el proyecto EcoChallenge, que opta a los fondos europeos Next Generation EU, propone, por un lado, la fabricación acelerada por tecnologías disruptivas y, por otro, la revalorización de los desechos industriales. Otra iniciativa que aspira a beneficiarse de las ayudas europeas es la presentada conjuntamente por los sectores de la moda textil y del calzado, y que aborda la transformación de la cadena de valor a través de la explotación de los canales de venta B2B y de la adopción de estrategias en sintonía con la economía circular. Por último, también destaca el programa Global Through Innovation, financiado por el ICEX, cuyo objetivo no es otro que el de mejorar la internacionalización de las firmas españolas de calzado mediante la innovación y la transformación digital.

La ruptura en el continuo es un hecho que debemos afrontar cuanto antes. La pandemia de la covid-19 nos brinda la oportunidad de imaginar qué sector del calzado queremos en el futuro: más sostenible, más digital, más competitivo en los mercados internacionales. Ojalá no tardemos en ver pronto esta transformación. Nada podría ser peor que un regreso a la normalidad.

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Categoría: Actualidad

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