«La industria española de la moda se preocupa por los impactos que genera en su entorno»

| 11 febrero, 2025 | Comentario

El consumidor de calzado exige cada vez más que los zapatos que compra sean respetuosos con el medioambiente y con los trabajadores que los confeccionan. Para certificar estos procesos de calidad, en los últimos años se han implementado numerosas etiquetas y sellos que garantizan el cumplimiento de estas exigencias  con el entorno natural y laboral. Ante la gran variedad de certificados, conversamos con Aitor Boiza Alcazar, responsable de Sostenibilidad y RSC en Avecal y autor del TFM «Análisis de la implementación de certificados ambientales en el sector del calzado español», para conocer un poco mejor en qué consisten estos sellos y su utilidad dentro del sector del calzado.

Revista del Calzado: ¿Cuál es el objetivo de las certificaciones en la industria del calzado?
Aitor Boiza: El objetivo de toda certificación, sea del ámbito o sector que sea, es el mismo: certificar alguna cosa que puede ser un proceso, un producto, un servicio, un determinado estándar como la calidad, etcétera. Por tanto, el fin principal de las certificaciones en la industria del calzado es medir, obtener datos, poder dar cuenta de los mismos y, lo más importante, mejorar su cadena de valor. Siempre se busca mejorar o, al menos, estimular cambios significativos en las prácticas empresariales.

Revista del Calzado: ¿Qué tipo de certificaciones existen en la actualidad? ¿Qué distingue cada una de ellas?
Aitor Boiza: Es complicado contestar a estas dos preguntas, ya que existen multitud de certificaciones, y a estas se unen necesariamente otros distintivos como los sellos y estándares, entre otros. Esta sencilla clasificación es la que utilicé en mi TFM Análisis de la implementación de certificados ambientales en el sector del calzado español para el Máster Interuniversitario en Sostenibilidad y RSC, agrupando en cuatro bloques «Certificaciones» (ISO, Residuo, Ecolabel…), «Estándares» (Oeko-Tex, Bluesign, Recycled 100, Global Organics Contents…), «Sellos» (Inescop Biodegradable, Sedex Smeta…) y «Otros» (Medición Huella de Carbono, Ecoembes, Leather Working Group…).

Finalmente, y para poner en orden los datos, se agrupan las certificaciones más comunes, conforme a los indicadores de estándares de información de sostenibilidad de la UE (ESRS) divididos en dos bloques (ámbito general y ámbito medioambiente), subdividido el primer bloque en requisitos generales y contenidos generales; y el segundo bloque en cambio climático, contaminación, recursos hídricos y marinos, biodiversidad y ecosistemas, y uso de los recursos y economía circular.

«El fin principal de las certificaciones en la industria del calzado es medir, obtener datos, poder dar cuenta de los mismos, y lo más importante, mejorar su cadena de valor».

Revista del Calzado: ¿Cuáles son las certificaciones más habituales entre las marcas españolas de calzado? ¿Y a nivel internacional?
Aitor Boiza: Basándome en el trabajo que preparé, conforme a las entrevistas desarrolladas y la obtención de datos, según las respuestas obtenidas en las encuestas realizadas por empresas del sector, las más habituales son certificaciones ISO como la ISO 14001, relativa a los sistemas de gestión ambiental, y la ISO14006, relativa a la integración de criterios ambientales en el diseño de productos o servicios. En otro orden, podemos encontrar estándares como Oeko-Tex y Global Recycled Standard, sellos como Sedex Smeta o los clasificados como «otros» entre los que se encuentra Leather Working Group.

A nivel internacional, podemos coincidir en las mismas, pues la mayoría o los más extendidos, suelen ser de repercusión internacional por lo que, puede no haber mucha diferencia.

«Este tipo de herramientas favorecen la toma consciente de decisiones de compra y que pueden tener influencia en los hábitos de compra».

Revista del Calzado: ¿Cómo ha evolucionado la industria del calzado desde la popularización de las certificaciones?
Aitor Boiza: Como ya se ha puesto de manifiesto, las certificaciones estimulan cambios significativos en las operaciones y prácticas empresariales. Estas suponen un vehículo para poner en valor aspectos como la transparencia, la confianza del consumidor y el cumplimiento normativo. Más que una popularización es la utilización de una herramienta que aporta valor y vincula a la industria. Si tenemos en cuenta el previsible desarrollo de un pasaporte digital, que tiene como objetivo el empoderamiento del consumidor a través de la información, vemos que este tipo de herramientas favorecen la toma consciente de decisiones de compra y que pueden tener influencia en los hábitos de compra.

«El cliente es cada vez más exigente en cuanto a la información sobre producto para la toma de sus decisiones a la hora de afrontar el proceso de compra. Por lo tanto, las certificaciones se dibujan como una herramienta necesaria y muy útil de cara a facilitar o conocer la información de cada producto».

Revista del Calzado: La abundante oferta de certificaciones y sellos medioambientales de todo tipo ¿pueden llegar a confundir al consumidor, incurrir en greenwashing o, incluso, a volver irrelevante su exigencia?
Aitor Boiza: Creo que a largo plazo se producirá, como ha sucedido en otros casos, una reorganización o armonización de las certificaciones existentes. Estoy convencido de que según se vaya desarrollando la legislación por parte de las instituciones competentes, las certificaciones se irán alineando a los parámetros que la legislación establezca.

El cliente es cada vez más exigente en cuanto a la información sobre producto para la toma de sus decisiones a la hora de afrontar el proceso de compra. Por lo tanto, las certificaciones se dibujan como una herramienta necesaria y muy útil de cara a facilitar o conocer la información de cada producto.

Revista del Calzado: En comparación con otros países de tradición zapatera, como Italia o Portugal, ¿está muy extendida la solicitud de certificaciones en España?
Aitor Boiza: Como he mencionado anteriormente, el futuro próximo nos va a traer el pasaporte producto o pasaporte digital, donde el consumidor encontrará información sobre el producto y la empresa. Ahí cobrarán más importancia las certificaciones de amplio espectro, en cuanto a diferente temática se refiere (y no solo en la parte más puramente medioambiental), por lo que la evolución o extensión de las mismas sigue procesos análogos en las distintas zonas de tradición zapatera, conforme ocurre en otras industrias.

«Cada vez más, el consumidor está preocupado por el impacto de los productos que consume, por lo que entre sus hábitos de compra valora positivamente la adquisición de un producto que sea respetuoso y que cumpla con determinados estándares que afectan a las personas o al medioambiente».

Revista del Calzado: ¿Está dispuesto el consumidor a pagar más por un zapato certificado?
Aitor Boiza: Sí, así es. Cada vez más, el consumidor está preocupado por el impacto de los productos que consume, por lo que entre sus hábitos de compra valora positivamente la adquisición de un producto que sea respetuoso y que cumpla con determinados estándares que afectan a las personas o al medioambiente (en su caso). Este interés se va a sostener en el tiempo y progresivamente va a ir aumentando entre los consumidores, potenciando la valorización de productos que podemos denominar respetuosos y que proceden de empresas que se preocupan por sus impactos a lo largo de toda la cadena de valor.

Revista del Calzado: ¿Cuáles son los principales certificadores españoles de calzado?
Aitor Boiza: Como he comentado con anterioridad, las normas ISO son las más habituales por su trayectoria histórica y trascendencia, pero estas certificaciones no son españolas, aunque sí pueden ser auditadas por empresas españolas. En el ámbito nacional podemos encontrar los sellos otorgados por Inescop (centro de innovación y tecnología que ofrece servicios tecnológicos e investiga sobre temas de interés para el sector del calzado) o, sin ser específico de calzado, el sello Calculo, Compenso y Reduzco (certificación de carbono neutro) del Miteco.

Revista del Calzado: ¿Hasta qué punto el consumidor final valora la certificación de un zapato? ¿Es determinante la posesión de un certificado a la hora de decidir la adquisición de un calzado?
Aitor Boiza: Es complejo conocer datos concretos o específicos sobre la valoración del cliente sobre si el calzado tiene una certificación u otra. Pero sí sabemos que el consumidor se preocupa y valora durante su proceso de toma de decisión, que el producto sea respetuoso o cumpla con un determinado estándar que afectan a las personas o al medioambiente. Ello nos indica que la concienciación del consumidor está ya a pie de calle, por lo que es de esperar que el consumidor mejore progresivamente sus conocimientos sobre las certificaciones o que en el futuro, cuando exista una armonización, el consumidor final disponga de una metodología más estandarizada acerca del cumplimiento o no de determinado parámetros. Haciéndose extensible a asuntos como la trazabilidad del producto.

«La necesidad de reportar, favorecer la transparencia, la trazabilidad y la exigencia de mejora hace que esa necesidad se traslade aguas arriba y recorra toda la cadena de valor de la producción de producto».

Revista del Calzado: En algunos casos, las grandes marcas de moda (por ejemplo, Inditex) exigen a sus proveedores unos requisitos que exceden a las necesarias para adquirir determinadas certificaciones. ¿Qué opina de estas exigencias?
Aitor Boiza: Sin entrar a valorar casos concretos, como el que usted cita, en mi opinión personal creo que siempre es interesante buscar la máxima excelencia para seguir mejorando día a día, ya sea a través de la mejora de procesos, técnicas o prácticas que ayuden a conseguir la minimización de los impactos que una actividad pueda tener para el medio o las personas.

Lo cierto es que, la necesidad de reportar, favorecer la transparencia, la trazabilidad y la exigencia de mejora hace que esa necesidad se traslade aguas arriba y recorra toda la cadena de valor de la producción de producto. De esta forma, se busca alcanzar la circularidad de la misma o alargar al máximo el ciclo de vida del producto, potenciando así la sostenibilidad del sector.

Revista del Calzado: ¿Qué opinión le merecen iniciativas como la de Zero Discharge of Hazardous Chemicals (ZDHC)? ¿Hasta qué punto ha impactado positivamente este tipo de iniciativas dentro de la industria de la moda?
Aitor Boiza: La iniciativa Zero Discharge of Hazardous Chemicals (ZDHC), que es un programa voluntario que busca eliminar el uso de productos químicos peligrosos en la industria de la moda (textil y calzado), puede significar un paso importante y ambicioso, pero necesario hacia una industria más sostenible. Esta iniciativa también fomenta la colaboración entre empresas, proveedores y otras partes interesadas de la cadena de suministro y favorece la transparencia. Por lo tanto, ha de valorarse de forma positiva, puesto que actúa como catalizador para el cambio hacia una industria más sostenible y responsable.

«La competencia o productos que proceden del exterior a la UE afectan a la industria. Esto afecta a la competitividad de las empresas, puesto que los requisitos de fabricación o componentes, incluso las normas laborales, son distintos dentro y fuera de la UE. El tablero es el mismo, pero las reglas del juego son diferentes».

Revista del Calzado: Muchos fabricantes europeos de zapatos se quejan de que la Unión Europea les exige cumplir unos requisitos medioambientales (por ejemplo, en cuanto a productos químicos como el Reach) más rigurosos que los solicitados a los productos importados. ¿Qué hay de cierto en esto? ¿Cuál es su opinión al respecto?
Aitor Boiza: Al igual que en otros sectores, como la automoción o el agroalimentario (por citar dos ejemplos), y como se viene poniendo de manifiesto en diferentes foros, la competencia o productos que proceden del exterior a la UE afectan a la industria. Esto afecta a la competitividad de las empresas, puesto que los requisitos de fabricación o componentes, incluso las normas laborales, son distintos dentro y fuera de la UE. El tablero es el mismo, pero las reglas del juego son diferentes.

La apuesta y el compromiso de la UE son firmes en el camino hacia la sostenibilidad, entendiendo este concepto desde una amplia perspectiva. Ello ya está exigiendo un cambio y transformación de todas las industrias en general. El apoyo de la UE y de los países que la integran es fundamental para sostener la competitividad y que el trabajo y esfuerzo de las empresas que la componen se vea reforzado. Para que, todo ello, redunde en beneficio del consumidor final.

«Recomendaría marcar una estrategia, hacer una evaluación de la situación inicial y encontrar el camino por el que dirigirse hacia un producto sostenible. Debemos actuar bajo la idea de que los pequeños pasos son los precursores de un gran paso, que conduzca al destino deseado».

Revista del Calzado: ¿Qué recomendaciones le daría a una marca que quisiera certificar sus modelos?
Aitor Boiza: Es difícil hacer una recomendación concreta o específica que sirva para todas las marcas, porque cada una tiene sus propias particularidades. No obstante, sin lugar a dudas, recomendaría marcar una estrategia, hacer una evaluación de la situación inicial y encontrar el camino por el que dirigirse hacia un producto sostenible. Debemos actuar bajo la idea de que los pequeños pasos son los precursores de un gran paso que conduzca al destino deseado.

Revista del Calzado: Por último, ¿considera que la industria española es una industria respetuosa con el entorno natural y sensibilizada con los problemas medioambientales?
Aitor Boiza: Sí y, además, es una sensibilidad que va a más cada día. Creo que la industria de la moda actual, tanto en España como Europa, es una industria que se preocupa por los impactos que genera en su entorno. Esta cuestión debe entenderse de forma transfronteriza debido a la preocupación y compromiso de las empresas por la marca España, que se extiende a sus centros de producción dentro y fuera de las barreras nacionales.

Vemos que hay un consolidado y creciente trabajo en la reducción de los impactos negativos, y un empeño decidido a mejorar día a día entre nuestras empresas. Esto es fácilmente contrastable si repasamos las memorias de sostenibilidad o informes de progreso de las empresas de moda.

La industria de la moda va más allá y tiene un gran reto sobre la mesa: la gestión de residuos no solo de residuos a lo largo de toda la cadena de producción, sino cuando el producto final, acaba su vida útil y el consumidor lo desecha. En este punto, ya se trabaja en la recogida selectiva del residuo con el fin de que ese residuo llegue a plantas de tratamiento especializadas, que sean capaces de recuperarlo y transformarlo en nueva materia prima que sirva idealmente para la fabricación de nuevo calzado o producto textil respectivamente, o pueda utilizarse en otras industrias con fines diversos como, por ejemplo, material aislante, mobiliario urbano, mobiliario de decoración hogar y jardín… Para esto, ya se han formado en España diferentes Scrap (sistema colectivo de responsabilidad ampliada del productor) cuyo fin último es garantizar la gestión adecuada de residuos y fomentar la economía circular (Gerescal, Re-Viste…).

Fomentar la innovación y la sensibilización de todos los actores intervinientes es fundamental para lograr una industria respetuosa con el entorno. Creo que es necesario seguir trabajando en la implementación de prácticas sostenibles, la innovación tecnológica y la sensibilización para lograr una industria plenamente respetuosa con el entorno natural.

Share

Tags: , ,

Categoría: Actualidad, Entrevistas

Dejar comentario