Cleto Sagripanti: «Es prioritario apoyar el retorno de las empresas a Europa»

| 29 septiembre, 2015 | Comentario

Cleto Sagripanti, presidente de la Confederación Europea de la Industria del Calzado.

La Confederación Europea de la Industria del Calzado (CEC) agrupa a las federaciones de calzado de 10 países de la Unión Europea. Desde el pasado mes de mayo, la preside Cleto Sagripanti, un hombre muy conocido en el sector, como empresario y como miembro activo de distintas asociaciones del sector en Italia y en el resto de Europa.

Revista del Calzado: Hace unos meses ha sido nombrado nuevo presidente de la Confederación Europea de la Industria del Calzado (CEC). ¿Cuáles van a ser sus principales objetivos durante los dos años que dure su presidencia?
Cleto Sagripanti: Entre mis objetivos está el continuar con lo ya iniciado por mi predecesor, Jean-Pierre Renaudin, en lo referente a la promoción de nuestra industria fuera de Europa. Para ello, la CEC seguirá ayudando a las empresas europeas a posicionarse en el exterior por medio de diferentes iniciativas que permitan el establecimiento de diálogos y colaboraciones a diferentes niveles. Entre ellas cabe mencionar el Congreso Mundial del Calzado, dirigido a todas las categorías de actores; el Foro Internacional del Calzado, más específico para los representantes de asociaciones de calzado de todo el mundo, y actuaciones más concretas y dirigidas a la introducción del calzado europeo en un país determinado, como por ejemplo Kazakstán (Almaty), donde estamos organizando una misión comercial para empresas fabricantes de calzado europeo prevista en el mes de marzo de 2016.
Por otra parte, como empresario, estoy convencido de la competitividad y capacidad de innovación de nuestra industria, y considero una prioridad apoyar el retorno de los puestos de trabajo a Europa, aquellos que se trasladaron hace más de una década. Ya hemos visto como muchos países, como Reino Unido con el servicio Reshore UK o Francia con el software Colbert 2.0, han lanzado iniciativas para apoyar este retorno de los puestos de trabajo a la industria manufacturera en Europa. Desde la CEC trabajamos para concienciar a la Comisión y al Parlamento Europeo de la necesidad de que tanto ellos como los Estados miembros ofrezcan incentivos a las empresas que fabriquen sus productos aquí.

«Una gran amenaza para nuestras empresas es la dificultad que tienen para encontrar la mano de obra adecuada que pueda sustituir a la actual que envejece»

R. del C.: ¿Cuál es la situación actual del sector del calzado europeo? ¿Cuáles son hoy por hoy sus principales amenazas y oportunidades?
C. S.: La gran oportunidad del calzado europeo es el reconocimiento de su calidad, diseño e innovación por parte de consumidores de todo el mundo. Así lo demuestran las estadísticas, las cuales reflejan un incremento de las exportaciones a terceros países del 46 por ciento en número de pares y del 78 por ciento en valor durante el período 2009-2014, y esto a pesar del daño que está causando la crisis con Rusia, uno de los mayores compradores de nuestro calzado. En este sentido, la CEC trabaja para que la Unión Europea acelere la firma de acuerdos comerciales con países estratégicos para nuestro sector como son Estados Unidos, Japón y el hermético Brasil.
Sin embargo, para poder seguir fabricando un zapato con alto valor añadido y competitivo frente a otros producidos fuera de Europa, es necesario invertir en trabajadores cualificados, así como en las nuevas profesiones generadas por el desarrollo de las nuevas tecnologías (como la transformación digital, la sostenibilidad, etc.). Son los trabajadores los verdaderos protagonistas del savoir faire, diseño e innovación en materiales y procesos de nuestra industria. Una gran amenaza para nuestras empresas es la dificultad que tienen para encontrar la mano de obra adecuada que pueda sustituir a la actual que envejece, así como para cubrir los puestos de trabajo que se vuelven a crear en Europa y otras profesiones surgidas recientemente. Y aquí la primera dificultad radica en atraer a las jóvenes generaciones a nuestra industria para así poder formarles en la adquisición de habilidades y destreza necesarias, así como en las nuevas profesiones emergentes como consecuencia de las nuevas tecnologías y otros factores como son la economía y sociedad digital, un consumidor más preocupado por su salud, por la sostenibilidad medioambiental y social, etc. En este sentido, la CEC forma parte de varios consorcios europeos implicados en la elaboración de cursos y métodos formativos que contribuyan a incrementar el valor añadido de nuestro calzado (por ejemplo, Step To Sustainability, High EndShoe, y pronto comenzaremos uno dirigido a obtener un calzado más confortable y personalizado).

R. del C.: En menos de tres años, la CEC va a tener dos presidentes italianos. ¿Monopoliza Italia esta institución de representación europea o simplemente es que las otras federaciones no se interesan por los cargos de representación en Europa?
C. S.: En absoluto, ninguna de estas razones justifica mi elección como presidente. Es cierto que la industria italiana del calzado es la más prominente en Europa, pero no por ello monopoliza ni pretende monopolizar la representación europea. Es suficiente conocer el mecanismo de toma de decisión dentro de la CEC para entender que no existen condicionamientos de ningún tipo, incluido en lo relativo a la elección de su presidente. Si una asociación o federación nacional, miembro de la CEC, no presenta a un candidato, no tiene por qué significar que no tiene interés en ello, sino que simplemente puede deberse a que no es el momento adecuado para tal entidad, por disponibilidad, por falta de recursos u otras razones igualmente legítimas y respetables.

«El hecho de que la CEC siga funcionando tras más de 30 años desde su creación demuestra que continúa habiendo una unión de intereses y objetivos comunes entre las diversas asociaciones y federaciones de los Estados miembro»

R. del C.: La industria europea representada por la CEC, ¿es un sector unido y cohesionado? ¿Comparten los mismos intereses, necesidades y demandas todos los miembros que forman la CEC? Por ejemplo, las reivindicaciones de la industria británica o francesa ¿son las mismas que las de la industria italiana o española?
C. S.: El hecho de que la CEC siga funcionando tras más de 30 años desde su creación demuestra que continúa habiendo una unión de intereses y objetivos comunes entre las diversas asociaciones y federaciones de los Estados miembros de la UE. Evidentemente siempre habrá diferencias que responden a las peculiaridades propias de cada país, de su economía, sociedad e incluso cultura, pero es más importante lo que nos une que lo que nos separa, y trabajamos conjuntamente por un objetivo común: maximizar la competitividad y crecimiento de la industria de calzado europeo.

«Las marcas europeas son efectivamente una fortaleza de nuestra industria que debemos de cuidar y continuar invirtiendo en ellas»

R. del C.: Su predecesor, Jean-Pierre Renaudin, se mostró partidario de que la industria europea se centrase en «valores intangibles como la marca y el diseño y abandonar la producción».  ¿Cuál es su postura con respecto a la deslocalización de la industria europea de calzado?
C. S.: Creo haber abordado este tema en una pregunta anterior en lo relativo a mi objetivo de promover la vuelta a Europa de aquellos puestos de trabajo que se deslocalizaron en los noventa. Añadiría tan solo que las marcas europeas son efectivamente una fortaleza de nuestra industria que debemos de cuidar y continuar invirtiendo en ellas. Tras una marca se esconden muchos valores, una historia, una cultura, y deberíamos conservar en Europa lo que tanto nos ha costado construir. Yo mismo soy un creyente nato del valor de nuestras marcas puesto que he invertido en marcas durmientes para revivirlas aportando mi experiencia como empresario del sector.

«La CEC viene trabajando desde hace muchos años y continúa haciéndolo para que el etiquetado de origen sea obligatorio en Europa. No hay ningún miembro de la CEC que se oponga a este principio»

R. del C.: El etiquetado obligatorio del calzado continúa bloqueado en Europa. ¿Cuál es su postura al respecto? ¿Todos los miembros de la CEC son partidarios de la obligatoriedad de especificar el origen del calzado?
C. S.: La CEC viene trabajando desde hace muchos años y continúa haciéndolo para que el etiquetado de origen sea obligatorio en Europa. No hay ningún miembro de la CEC que se oponga a este principio. Hay que recordar que cada vez más empresas no conciben su negocio sin la exportación a otros países. Mercados estratégicos para el calzado europeo como EE. UU., Japón, Rusia, etc. ya exigen el etiquetado obligatorio por lo que no supone ninguna dificultad para ellas aplicarlo. Lo que tengo claro es que es solo cuestión de tiempo que el etiquetado obligatorio se convierta en realidad también en Europa.

R. del C.: ¿Cómo beneficiaría el etiquetado obligatorio al sector del calzado europeo? ¿Por qué países como Alemania se oponen a él?
C. S.: El calzado, junto con otros productos de consumo como la cerámica, la joyería, el textil y la madera, representa un claro ejemplo del valor añadido de un producto fabricado en Europa. Incluye innovación, diseño y calidad de materiales y procesos, además del respeto a las normativas relacionadas con salud, medioambiente y sociales. El hecho de que estos productos tengan un alto reconocimiento por consumidores de todo el mundo los convierte en muy vulnerables a ser imitados y falsificados. El etiquetado obligatorio es una herramienta que reforzaría, por lo tanto, la trazabilidad del producto, además de proporcionar la información necesaria al consumidor que desea comprar el calzado europeo. Al mismo tiempo representa un reconocimiento a la labor realizada por las empresas y trabajadores en Europa.
Sinceramente, no entiendo por qué ciertos países se siguen oponiendo cuando, como ya hemos dicho anteriormente, otros grandes mercados mundiales ya lo exigen. Las razones que aluden no tienen fundamento: no tiene coste económico adicional, como bien ha demostrado el reciente estudio de la Comisión Europea sobre costes y beneficios del etiquetado obligatorio; ni es cierto que el consumidor no entienda lo que significa el origen. La determinación del origen sigue unos principios acordados, reconocidos jurídicamente y eso es lo relevante. No es un sistema aleatorio. La pregunta por lo tanto sería: ¿por qué pretender ocultar una realidad al consumidor, y a las autoridades de vigilancia?

«Considero posible el retorno de la producción no solo a países como Italia o España, sino incluso a Alemania o Inglaterra.»

R. del C.: Es optimista en cuanto a la futura aprobación del etiquetado «made in»? ¿O cree que es una batalla perdida frente a los países del norte de Europa?
C. S.: Lo he dicho antes y lo repito ahora: el etiquetado obligatorio en los productos de consumo será tarde o temprano una realidad en Europa. Vivimos en una economía global, con consumidores globales que desean conocer el origen de los productos que compran, desean saber los estándares/normas aplicados en la fabricación, los derechos respetados, etc. Esta exigencia será cada vez mayor. Necesitamos, pues, proporcionar a los consumidores la mayor transparencia, sobre todo cuando buscan el calzado europeo.

R. del C.: ¿El regreso de la producción a países como Italia o España está siendo verdaderamente significativo? ¿Por qué ahora es más rentable fabricar en Europa que en China?  
C. S.: He mencionado antes este tema, el cual es para mí una prioridad potenciar. Considero posible el retorno de la producción no solo a países como Italia o España, sino incluso a Alemania o Inglaterra. Ya somos testigos de muchos ejemplos, como la empresa francesa Bel Air de vuelta a Francia; la danesa ECCO en Portugal; o el grupo alemán Haix (es decir, Black Eagle), que ha ampliado recientemente su plantilla en Mainburg además de crear 200 nuevos puestos en una planta de Croacia con el fin de pasar de 3.000 a 6.600 pares fabricados por día.
Las razones por las cuales esta relocalización es posible son diversas. Por un lado están las causas económicas, como son el aumento de salarios en países asiáticos y el encarecimiento de costes de transporte y logística; el problema de la carencia de servicios en dichos países por el crecimiento del mercado interno; motivos operacionales como consecuencia de las nuevas y variadas exigencias de los consumidores que desean calzado más personalizado, por lo que se requiere una mejor y más rápida respuesta a los pedidos, así como el tener un mayor control sobre la cadena de producción para asegurar el cumplimento de normas de seguridad, sociales y medioambientales.

R. del C.: Uno de los principales problemas actuales del sector europeo del calzado es el envejecimiento de sus trabajadores. ¿Por qué cree que los jóvenes mejor cualificados no se sienten atraídos por el sector zapatero? ¿Cómo se puede cambiar esta tendencia?  
C. S.: Sí, efectivamente, esta es una de las amenazas para nuestras empresas tal y como contaba previamente. Nuestros trabajadores envejecen, y no pueden ser a menudo sustituidos por la falta de atracción de los jóvenes hacia esta profesión. Vivimos un momento crítico y tememos que la destreza y habilidad de nuestros profesionales se pierda por no conseguir quienes les sustituyan. Necesitamos cambiar la imagen del sector del calzado y que los trabajadores sientan reconocidos sus habilidades en profesiones en las que es esencial esta inteligencia manual. Nuestra cultura, herencia y patrimonio se deben además a esta destreza que ha permitido fabricar y construir a través de generaciones el entorno que nos rodea y del que nos sentimos orgullosos. Y aquí no hace falta recordar cómo el calzado nos ha seguido a través de muchas generaciones, reflejando los usos y costumbres de cada sociedad.
En la CEC estamos trabajando para lanzar una campaña de concienciación de estos valores, dirigida no solo a potenciales trabajadores sino también a las familias y a la sociedad que son los influyentes a la hora de asesorar a sus hijos hacia qué estudios y profesión dirigirse.

«No soy partidario de imponer medidas defensivas sino ofensivas para combatir la entrada de productos presumiblemente más competitivos»

R. del C.: ¿Es partidario de implementar aranceles «antidumping» como ya se hizo hace algunos años como medida para proteger la industria local en Europa?
C. S.: No soy partidario de imponer medidas defensivas sino ofensivas para combatir la entrada de productos presumiblemente más competitivos, como tampoco lo es ningún miembro de nuestra confederación. Si en el pasado hicimos uso de tal herramienta, fue porque consideramos y demostramos que no se estaban respetando los principios de libre comercio y se atentaba contra miles de puestos de trabajo en Europa.

R. del C.: El próximo mes de septiembre se celebrará en Milán el I Foro Internacional del Calzado. ¿Cuál es el objetivo de este encuentro? ¿Qué temas se tratarán en él?
C. S.: Efectivamente, el 4 de septiembre tendrá lugar en Milán la primera edición del Foro Internacional del Calzado, una iniciativa lanzada por la CEC en noviembre de 2014, durante el Congreso Mundial del Calzado en León (México), con el fin de establecer un diálogo estructurado entre los representantes de asociaciones y federaciones nacionales de calzado de todo el mundo. El foro permitirá debatir sobre los nuevos retos y oportunidades que las empresas encuentran en esta economía globalizada, el intercambio de buenas prácticas e identificar posibles colaboraciones.
En esta primera edición se discutirán dos temas principales: el primero será sobre cómo las empresas pueden garantizar a los consumidores el respeto de principios de sostenibilidad, en particular en lo referente a las normas sociales, mientras que el otro tema analizará las repercusiones del aumento de las ventas por internet, por ejemplo, respecto a las copias de modelos y falsificaciones de calzado.

«El sector del calzado europeo espera impaciente, por lo tanto, la firma exitosa del TTIP. Hablamos de un mercado de más de 320 millones de consumidores.»

R. del C.: ¿De qué forma afectaría a la industria europea del calzado la aprobación del Tratado de Libre Comercio (TTIP) entre Europa y Estados Unidos?  
C. S.: El sector europeo del calzado se beneficiará claramente de la firma del Tratado de Libre Comercio e Inversiones entre la Unión Europea y Estados Unidos. Todo lo que represente una eliminación de barreras tarifarias, por pequeñas que estas sean, es positivo para las empresas. Existen además muchas barreras no arancelarias, que igualmente confiamos en que desaparezcan o simplifiquen con la firma del tratado, como son los excesivos trámites burocráticos, el reconocimiento mutuo de estándares y normas, así como la apertura de la contratación pública a nuestras empresas europeas. Y finalmente respecto a las reglas de origen, estamos estudiando con la Comisión encontrar un compromiso satisfactorio para el calzado europeo.
A pesar de las actuales tarifas arancelarias y del complicado marco regulatorio al que se enfrentan nuestras pymes, vemos cómo las exportaciones de calzado europeo a EE. UU. siguen creciendo: un 13 por ciento en cantidad y un 14 por ciento en valor del 2013 al 2014, con un precio medio de producto que ronda los 53 euros. El sector del calzado europeo espera impaciente, por lo tanto, la firma exitosa del TTIP. Hablamos de un mercado de más de 320 millones de consumidores.

«La valoración del made in Spain por consumidores de todo el mundo confirma el posicionamiento de sus marcas, que han sabido cultivar la innovación y destreza necesarias en la producción»

R. del C.: ¿Cuál es su opinión acerca de la industria española de calzado?
C. S.: La industria española es una de las más competitivas en Europa, y el fabricante español sabe además cómo adaptarse rápidamente e incluso anticipar las tendencias de mercados. Esto lo ilustran las estadísticas que señalan un incremento de la producción y de las exportaciones e incluso un aumento del número de empleos creados, y esto a pesar del alto nivel de desempleo en el país durante estos últimos años.
La valoración del made in Spain por consumidores de todo el mundo confirma el posicionamiento de sus marcas, que han sabido cultivar la innovación y destreza necesarias en la producción, y eso también lo refleja la gran demanda de fabricación en España por parte de marcas internacionales.

R. del C.: ¿Cómo cree que evolucionará el sector del calzado en los próximos años?
C. S.: La industria del calzado continuará concentrándose en determinadas zonas geográficas, pero se tenderá hacia un acercamiento de la cadena de suministros y distribución, y esto por los motivos antes señalados. El consumidor continuará siendo global, es decir, podrá acceder a productos de todo el mundo gracias a la economía digital, que revolucionará completamente el proceso de ventas.
En lo referente a la distribución, los cambios serán muy rápidos y relevantes. Será sin duda el reto principal que encontrarán las empresas. No solo el comercio electrónico influirá al mercado, sino también lo hará el comercio tradicional: los distribuidores buscarán continuamente nuevas marcas que puedan ofrecer una experiencia única al consumidor en la compra de los productos.
En Europa será cada vez más importante el invertir en la diferenciación e innovación de productos y en la identificación de nuevos nichos de mercado.

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Categoría: Entrevistas

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