Greenpeace demuestra el fracaso de la recogida de residuos textiles y de calzado

| 24 noviembre, 2023 | Comentario

¿Qué pasa realmente con las prendas y zapatos que se dejan en contenedores de ropa usada? Para responder a esta pregunta, la ONG Greenpeace ha realizado una investigación consistente en incorporar geolocalizadores en ropa y zapatillas usadas depositadas en los contenedores instalados tanto en la vía pública como en las propias tiendas de marcas como Zara y Mango.

Tras tres o cuatro meses de poner en marcha la investigación, Greenpeace advirtió que la mayoría de las prendas analizadas habían recorrido miles de kilómetros y casi la mitad de ellas se localizaban fuera de España, en países como Emiratos Árabes Unidos, Pakistán, India, Rumanía, Egipto, Marruecos, Togo y Chile. Solo se pudo certificar la segunda vida de uno de los veintinueve artículos de moda usados en el estudio, una chaqueta que se vendió en una tienda de ropa de segunda mano en Rumanía.

Conclusiones
El estudio de Greenpeace demuestra el fracaso de la recogida de zapatos y prendas textiles en contenedores para darles un segundo uso. Los artículos recuperados, en muy pocos casos, llegan a las tiendas de segunda mano, sino que, en su mayoría, se destinan a la exportación y acaban en países del tercer mundo produciendo graves daños medioambientales en los ecosistemas locales. «Las primeras conclusiones dibujan un modelo absolutamente insostenible en el que prendas que cuestan cada vez menos, tienen peor calidad y, tras ser desechadas, viajan miles de kilómetros para alcanzar una segunda vida que casi nunca llega. Este modelo necesita de países del sur global para producir ropa y luego gestionar los residuos que generan las prendas que desechan», explican los responsables del estudio de Greenpeace.

Según señala la propia ONG ecologista, en las últimas dos décadas se ha triplicado la exportación de ropa usada desde la Unión Europea: desde 550 000 toneladas en 2000 hasta casi 1,7 millones en 2019. Se calcula que un 80 % de los residuos textiles que se recogen selectivamente en los Estados miembros se destinan a la exportación fuera de Unión Europea. «El destino final de la ropa usada exportada desde la Unión Europea es incierto y la idea de que dejar nuestra ropa en un contenedor le da una segunda vida y ayuda a personas necesitadas no se corresponde plenamente con la realidad», sostienen en Greenpeace.

El informe de Greenpeace Regalos envenenados documentó en 2022 el impacto de los residuos textiles disfrazados de ropa de segunda mano que se exporta a África Oriental. Por ejemplo, en Kenia, según Afrika Collect Textiles y otras fuentes locales, entre el 30 % y el 40 % de la ropa usada que reciben es de tan mala calidad que ya no se puede vender y se convierten en residuos textiles que muchas veces terminan en vertederos sin recibir un tratamiento adecuado. Hasta el 69 % de las fibras utilizadas en la ropa son sintéticas (principalmente poliéster) y, por tanto, hablamos de residuos plásticos. De esta forma se agrava la situación que este tipo de contaminación ya genera en estos países.

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Categoría: Actualidad

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