«Si se pierde el capital empresarial, se estará abocando a un área a la emigración o al subsidio»

| 19 marzo, 2025 | Comentario

El contexto político y económico ha cambiado totalmente con la llegada de Donald Trump a la Presidencia de los Estados Unidos. La política arancelaria del nuevo presidente estadounidense obliga a las empresas española de calzado a recalcular las estrategias en los mercados exteriores y a ser prudentes con sus movimientos internacionales. De todo ello y mucho más, hablamos con Salvador Gómez, recientemente nombrado secretario general de la Federación de Industrias del Calzado Español (FICE) y, desde hace ya varios años, secretario general de la Asociación de Industrias de Calzado y la Alpargata de la Región de Murcia (Calzia).

Revista del Calzado: Hace tan solo un par de meses que se incorporó al frente de la Secretaría General de la Federación de Industrias del Calzado Español (FICE). ¿Qué objetivos se ha marcado en el cargo?
Salvador Gómez: Los objetivos de la federación siempre son acompañar a las empresas de calzado español en su crecimiento y en su promoción. FICE tiene varias vertientes de actividad, entre las que destaca su acción internacional que hacemos junto con el ICEX,  los organismos de promoción de las regiones productoras e instituciones feriales internacionales, y todo lo que tiene que ver con la promoción de las marcas.

En ese sentido, queremos innovar, hacer cosas disruptivas como, por ejemplo, la organización de la exposición tributo a Cristóbal Balenciaga, que ha sido una manera de visibilizar la calidad del calzado español de una forma diferente y en un lugar también distinto.

Revista del Calzado: ¿Han quedado contentos con los resultados obtenidos con la organización de la exposición de tributo a Balenciaga?
Salvador Gómez: Sí, claro. El balance final ha sido de 25 000 visitantes a la exposición a lo largo de las dos semanas que han coincidido con la Semana de la Moda de Milán y con Micam. Pero no solo ha sido un éxito por la cantidad de gente que ha atraído, que estamos hablando de una media de más de 2000 personas por día, sino por la tipología de visitante que ha asistido, que fueron muchas personas vinculadas a marcas de la moda internacional y muchas personas del entorno del diseño, es decir, de un ámbito en el que queremos que se reconozca a España como una industria potente de calzado.

Revista del Calzado: ¿Cuáles son los principales desafíos a los que se enfrenta la industria del calzado en la actualidad?
Salvador Gómez: Tenemos muchos retos por delante. Por un lado, la enorme velocidad de los cambios en las tendencias de los consumidores. Asimismo, estamos asistiendo a un cambio de paradigma en relación con la sostenibilidad y el reciclaje, que han sido tendencias en las que hemos avanzado mucho en los últimos años porque las empresas han tenido la obligación de adaptarse al tsunami normativo europeo, y ahora parece que con el cambio del contexto geopolítico se van a ralentizar. Sin duda, este cambio de mentalidad puede condicionar el futuro de la industria.

Por último, el contexto geopolítico está haciendo que mercados importantes para el calzado español estén ahora mismo sufriendo estancamiento económico o recesión, y eso influye directamente en nuestras exportaciones, como pasa con Alemania o Francia. Además, estamos muy preocupados por lo que pueda suceder con Estados Unidos, porque Estados Unidos es uno de los países donde existe mayor potencial de crecimiento como alternativa a Europa. En consecuencia, los movimientos de Trump, que están siendo en cierta forma erráticos, impiden que las empresas hagan proyecciones a medio plazo. Precisamente, desde FICE, queremos mantener lo más informadas posible a nuestras empresas. Por ejemplo, con el pódcast que acabamos de lanzar Conexión Shoes From Spain con el que queremos ofrecer una herramienta de comunicación y de debate público para los quinientos asociados que tiene la federación.

¿Más desafíos? Hay uno muy importante para las empresas españolas, que es el incremento de los costes laborales y otros que no son laborales. Cuando acudimos a las ferias internacionales, comprobamos que nuestros competidores no están sufriendo el encarecimiento de los costes que sí estamos teniendo en España. Esto, al final, provoca que nuestro producto, caracterizado siempre por su inmejorable relación calidad-precio, esté empezando a ser caro para muchos clientes.

Revista del Calzado: Pero la industria del calzado sigue siendo la que paga salarios más bajos en relación con el resto de los sectores españoles en el país.
Salvador Gómez: Nuestros costes laborales están creciendo a un ritmo más rápido que, por ejemplo, en Portugal o Turquía. Si tiene unos salarios bajos en relación con otros sectores, se debe a que en el calzado la mano de obra tiene más peso. No es justo comparar la industria del acero, de la automoción o la farmacéutica con la industria del calzado, que tiene un uso intensivo de mano de obra. Hay que tener en cuenta que el 50 % del coste de la producción de un zapato es por mano de obra, por lo que cualquier cambio en los salarios o cotizaciones sociales repercute en el precio del zapato.

«Hay que buscar que se creen empresas mayores, que de alguna manera las pequeñas se unan y se agrupen para hacer estrategias de diseño de colecciones para vender a esas grandes marcas. Creo que tenemos que buscar escalar el tamaño de nuestra industria y crecer en tamaño».

Revista del Calzado: No obstante, a pesar de las dificultades socioeconómicas y geopolíticas, el pasado año las exportaciones del calzado español crecieron en torno a un 7 %.
Salvador Gómez: Creo que en este aspecto hay que ser prudente. Hay que analizar en profundidad las estadísticas y calcular qué cantidad de las exportaciones de zapatos está fabricada en España y qué cantidad se destina a la reexportación.

En este sentido, un punto importante en el que queremos hacer hincapié desde FICE es que nuestro sector es la principal industria en prácticamente todas las zonas de productoras. Estamos hablando de que en muchos núcleos de producción de zapatos en España no existen muchas más alternativas industriales. Por ejemplo, Almansa, Fuensalida, Arnedo, Illueca, el interior de Menorca, Valverde del Camino o Caravaca encabezan comarcas que sin el calzado acentuarían sus problemas de despoblación y desempleo. Si se pierde el capital empresarial, si las empresas cierran sus persianas, se estará abocando a un área a la emigración o al subsidio. Porque cuando una empresa cierra, todo desaparece con ella: el capital humano, el personal, su red comercial y de clientes, etcétera.

Al ser una industria de pymes, somos más débiles comercialmente. Como hemos mencionado antes, estamos hablando de un sector con unas problemáticas importantes, con un cambio de las tendencias de los gustos de los consumidores, con un cambio en los canales de venta en favor del canal digital y con la entrada de los grandes grupos de la moda que provocan que el retail multimarca cada vez pierda más fuerza, con una tendencia a la concentración en grandes empresas. Y es verdad que para venderles a tiendas pequeñas un fabricante pequeño puede hacerlo muy bien, pero para vender a grupos grandes el fabricante pequeño se queda corto. Por consiguiente, hay que buscar que se creen empresas mayores, que de alguna manera las pequeñas se unan y se agrupen para hacer estrategias de diseño de colecciones para vender a esas grandes marcas. Creo que tenemos que buscar escalar el tamaño de nuestra industria y crecer en tamaño.

«Las guerras comerciales siempre son malas, no suelen generar ningún beneficio para nadie».

Revista del Calzado: ¿Cómo cree que afectará al sector nacional de calzado la actual escalada arancelaria entre la Unión Europea y los Estados Unidos?
Salvador Gómez: Las guerras comerciales siempre son malas, no suelen generar ningún beneficio para nadie. Es verdad que, a veces, los aranceles sirven para igualar condiciones, pero entre Europa y Estados Unidos hay poco que igualar. Un arancel puede servir para que países con malas condiciones laborales y medioambientales sean penalizadas. Lo que no tiene lógica es que entre países que tienen unas condiciones más o menos similares pongamos zancadillas a nuestros intercambios comerciales cuando, además, las primeras víctimas van a ser los propios consumidores estadounidenses. Ya estamos viendo cómo la política de Trump está haciendo que bajen las bolsas, está provocando una incertidumbre que es el miedo al futuro, lo peor que hay para el dinero, porque la inversión se retrae, no hay crecimiento, no hay consumo, no hay gastos, el dinero se queda en el bolsillo y eso provoca recesiones económicas. Yo creo que en una guerra arancelaria los riesgos son siempre mayores que los que los beneficios. Espero que en algún momento impere la cordura, pero, mientras tanto, estamos intentando que nuestras empresas se preparen.

Revista del Calzado: ¿Se ha calculado en cifras qué impacto podría tener un arancel del 25 % adicional para la industria del calzado español?
Salvador Gómez: No lo hemos calculado porque cualquier cálculo es muy difícil, ya que depende de cómo queden los equilibrios internacionales. Si hablamos de que Estados Unidos va a poner un arancel del 25 % a todo el calzado, ya hemos visto que lo ha subido al procedente de China, pero no así al procedente de Vietnam, Bangladés o Indonesia, que son otros grandes exportadores a Estados Unidos. Por tanto, al final, lógicamente, habrá un impacto en el propio país de Estados Unidos, que se materializará en una subida de la inflación, pero a nivel internacional el impacto va a depender de si nuestros aranceles son similares a los que se impongan a nuestros competidores en el mercado americano. De cualquier manera, siempre será perjudicial.

«No podemos seguir permitiendo que vengan millones de paquetitos diarios con prendas de ropa, con pares de zapatos y demás artículos, producidos sin cumplir los estándares normativos que se exige a nuestro calzado».

Revista del Calzado: Y, en particular, para el calzado de yute de Murcia, que es muy dependiente del mercado estadounidense, ¿cómo cree que van a influir estos aranceles?
Salvador Gómez: Creo que la afectación será similar a la que puedan provocar en otros sectores. Los aranceles son una imposición de sobrecostes a un determinado producto. A partir de ahí, hay que ver si los competidores que fabrican un producto similar van a tener el mismo incremento. Ya veremos qué sucede.

De todas formas, hay otra cuestión que también es muy importante y a la que quizás se esté prestando menos atención, y es el impacto que está teniendo en el mundo de la industria de la moda algo que sí que se debe controlar más: las plataformas asiáticas que venden directamente al consumidor y que traen millones de paquetes cada día tanto a Europa como a Estados Unidos a precios irrisorios, producidos en condiciones absolutamente terribles y, además, contaminando el planeta. Parece que estas plataformas preocupan poco, pero suponen un cambio muy importante para la industria, porque estamos acostumbrando a las generaciones más jóvenes a comprar de una manera muy perjudicial. Creo que tanto la Unión Europea como el resto de los países desarrollados tienen que estar atentos a lo que está pasando. No podemos, por un lado, imponer a la industria de aquí unas normas implacables en temas medioambientales, de sostenibilidad o reciclaje, mientras que seguimos permitiendo que vengan millones de paquetitos diarios con prendas de ropa, con pares de zapatos y demás artículos, producidos sin cumplir los estándares normativos que se exige a nuestro calzado.

Revista del Calzado: ¿Están adaptadas las empresas españolas de calzado a las nuevas normativas europeas relacionadas con la sostenibilidad y el reciclaje?
Salvador Gómez: Las empresas grandes van a una velocidad distinta porque tienen capacidad administrativa y personal dedicado a este tipo de funciones, mientras que las pequeñas y las medianas tienen más problemas porque no pueden estar pendientes de todo. Ahí es donde entramos las asociaciones para tratar de ayudarlas y facilitarles las cosas. De todas maneras, soy bastante crítico con que la Unión Europea haya lanzado todo este tipo de normativas —etiquetado, packaging y demás— en forma de directivas en lugar de hacerlo mediante un reglamento general que tenga que ser cumplido por todos los países europeos por igual. Esto provoca que para un exportador que vende una partida a Italia, otra a Francia, otra a Austria y otra a los Países Bajos sea muy complicado y le obligue a tener cajas de diversa tipología para cada país. Creo que tenemos que presionar a Europa para que las normativas que vengan tengan una sola regla para todos, para simplificar los procesos y que el fabricante sepa a qué atenerse.

«Lo que tendrían que hacer las ferias es pensar que, si ya no tienen tanto atractivo, tendrían que bajar los precios con los que estaban acostumbrados a comercializar sus stands».

Revista del Calzado: ¿Cómo evalúa el papel de las ferias en el sector?
Salvador Gómez: Las ferias siempre han sido un punto de encuentro de la industria con el pequeño y mediano comercio. Pero en un momento donde el retail en muchos casos ha cerrado —un ejemplo lo tenemos en el retail alemán, que en los últimos años no para de presentar concursos de acreedores—, las ferias pierden parte de su efectividad. En consecuencia, al haber menos tiendas, esto hace que cada vez haya menos visitantes en las ferias. Es ley de vida. Lo que tendrían que hacer las ferias es pensar que, si ya no tienen tanto atractivo, quizá, por la ley de la oferta y la demanda, tendrían que bajar los precios con los que estaban acostumbrados a comercializar sus stands. Hay que tratar de buscar un punto de equilibrio. Las instituciones feriales, que en buena parte siguen siendo semipúblicas o tienen participaciones de grandes empresas, deberían ser más más ágiles y versátiles para adaptarse a la nueva situación. Como decíamos antes, la industria pequeña funciona bien con tiendas pequeñas y medianas, pero los grandes players no necesitan una feria, porque tienen otras estrategias tanto de compra como de venta.

«En nuestras zonas productoras no vemos una subida en su actividad económica de ese nivel, ya que los grandes players son capaces de condicionar las estadísticas».

Revista del Calzado: El pasado año acabó para nuestros competidores europeos, como Italia y Portugal, con cifras negativas. En cambio, la industria española del calzado creció tanto en exportaciones como en producción. ¿Por qué cree que España ha aguantado mejor que sus competidores estos difíciles momentos?
Salvador Gómez: Hay que ser prudentes con las estadísticas y analizarlas en profundidad. Si tomamos el termómetro de nuestras zonas productoras, hemos crecido porque lógicamente ha aumentado el precio medio debido al periodo inflacionario, que ha hecho que el precio del calzado suba por los encarecimientos de materiales, mano de obra y todos los costes. Esto supone un aumento en la facturación, pero en nuestras zonas productoras no vemos una subida en su actividad económica de ese nivel, ya que los grandes players son capaces de condicionar las estadísticas.

«Tenemos que digitalizar todo para que la labor de producción siga siendo manual y artesana, como ha venido siendo hasta ahora, puesto que es el sinónimo de la calidad made in Spain».

Revista del Calzado: De cara a 2025, ¿cuáles son sus expectativas?
Salvador Gómez: Desde FICE debemos procurar que las empresas pequeñas y medianas, que son las que dan vida a nuestras zonas productoras, puedan disponer de las mismas herramientas que las grandes empresas del sector. Ahora mismo tenemos por delante una revolución tecnológica con la introducción de la inteligencia artificial, con la que —yo soy un convencido de ello— se puede ganar mucha eficiencia productiva en nuestras empresas. Las empresas que no se incorporen a esta revolución tecnológica se van a quedar fuera del mercado y sus competidores sí lo van a hacer tanto dentro como fuera de España. Por todo ello, tenemos que ganar eficiencia en procesos administrativos, en procesos comerciales, en procesos de management y, sobre todo, en el control de la cadena de suministro para que aquello que no se puede tecnificar o no se puede robotizar, que es la mano humana del trabajador de la empresa, pueda seguir estando disponible trabajando. Es decir, tenemos que digitalizar todo para que la labor de producción siga siendo manual y artesana, como ha venido siendo hasta ahora, puesto que es el sinónimo de la calidad made in Spain.

Revista del Calzado: En cifras, ¿cómo cree que se va a comportar la industria española del calzado durante el presente año?
Salvador Gómez: La campaña primavera-verano 2025 no ha sido especialmente buena. No obstante, es cierto que estamos detectando que clientes internacionales que no hicieron los pedidos en su momento están llegando un poco tarde y los están haciendo ahora. ¿Por qué? Pues porque al final dependemos mucho de la climatología, de la situación económica y de las ventas de la temporada anterior, para hacer caja de cara a la siguiente temporada. Esto está provocando que el fabricante tenga que ganar mucho en eficiencia para poder estar en el mercado lo antes posible. Antes se podía afirmar que para hacer un zapato y poner toda su cadena de suministro se necesitaban posiblemente tres o cuatro semanas. Ahora, el objetivo debe ser que en diez o quince días el pedido esté servido. En este sentido, creo que la tecnología nos puede ayudar mucho y, sobre todo, la integración de la industria auxiliar, del fabricante y del retail.

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Categoría: Actualidad, Entrevistas

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