Starlei, las zapatillas sostenibles que puedes hacer tú mismo
Starlei ha dado una nueva vuelta de tuerca al concepto de la sostenibilidad en el calzado. Consciente de que la industria del calzado no solo contamina con sus materiales y componentes, sino que su propio proceso de producción repercute sobre nuestro medioambiente; esta joven marca española acaba de lanzar al mercado una innovadora zapatilla cuya confección última corresponde al usuario. Así, el cliente personaliza y adquiere en la página web de Starlei su modelo preferido y al poco tiempo recibe las piezas con las que ensamblar sus zapatillas mediante un cosido sencillo y sin necesidad de utilizar ningún adhesivo. De esta manera se reduce el consumo de energía en los diferentes procesos de elaboración, la fabricación se realiza a mano y de forma artesanal, sin fábricas, disminuyendo la emisión de CO2 y promoviendo el do it yourself.
Todos los componentes de Starlei están fabricados en España con materiales reutilizados y que, al no requerir pegamentos, puede ser nuevamente reciclable una vez agotada la vida útil de la zapatilla. Además, la suela es de PVC reciclado, diseñada para una adecuada absorción de los impactos y amortiguación y la plantilla es de microfibra extraíble e hipoalergénica que se adapta al arco del pie aportando bienestar y comodidad.
Starlei es una patente registrada que consiste en un sistema de unión de piezas para la fabricación de calzado y marroquinería sostenible sin pegamento.
El proceso de fabricación del calzado deportivo común se compone de al menos 65 partes, requiriéndose más de 360 pasos para ensamblar y obtener el producto final que se compra en tienda
¿Cuánto daña el planeta la industria del calzado?
Según los responsables de Starlei, «la industria del calzado es una de las más contaminantes, sobre todo en su proceso productivo, ya que se emplean de forma abusiva productos químicos muy nocivos, como pegamentos, disolventes y resinas altamente tóxicas, además de un excesivo uso de materiales plásticos que tardan en degradarse hasta 500 años». «Desde su producción hasta su descomposición, un par de zapatillas dejan en el planeta una huella de carbono de entre 18 y 41 kilogramos. Sorprendentemente, dos tercios de este impacto medioambiental provienen del proceso de fabricación y tan solo un pequeño porcentaje de la obtención de los materiales. Por ejemplo, el proceso de fabricación del calzado deportivo común se compone de al menos 65 partes, requiriéndose más de 360 pasos para ensamblar y obtener el producto final que se compra en tienda. El ensamblaje de las piezas pequeñas y ligeras requiere más energía que la utilizada para crear los materiales que componen la zapatilla», afirman.
Categoría: Actualidad