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José Luis Mariñelarena: «El consumidor debe estar informado para poder elegir con conocimiento»

| 6 noviembre, 2015 | Comentario

José Luis Mariñelarena, coordinador de la campaña Cambia tus Zapatos de la ONGD  Setem.

Cambia Tus Zapatos es una campaña que reivindica dentro del sector del calzado una cadena de suministro ética, sostenible y transparente. El proyecto busca mejorar los salarios de pobreza en los países productores de calzado de Asia. Hablamos con su coordinador en España, José Luis Mariñelarena, miembro de la ONGD Setem.

Revista del Calzado: ¿En qué consiste exactamente la campaña Cambia tus zapatos? ¿Quiénes la apoyan? ¿Cuáles son los objetivos de la campaña?
José Luis Mariñelarena: Cambia Tus Zapatos es una nueva campaña global dedicada a combatir los abusos sistemáticos a los derechos humanos que sufre la mano de obra de la industria del calzado, incluidas condiciones de trabajo inseguras y salarios de pobreza. Así mismo la campaña exige transparencia en la cadena de suministro y una regulación adecuada. Está formada por 18 organizaciones de derechos humanos y ecologistas de toda Europa, India, China e Indonesia. A nivel estatal la campaña está coordinada por la ONGD Setem y se enmarca dentro de la Campaña Ropa Limpia que trabaja desde 1997 para mejorar las condiciones de las trabajadoras de la industria global de la confección.

R. del C.: ¿Qué acciones van a llevar a cabo próximamente para alcanzar estos objetivos?
J. L. M.: La campaña se lanzó el 30 de julio y estamos realizando una serie de videos divulgativos, así como la puesta en marcha de una página web (www.cambiatuszapatos.org) donde entre otros materiales se puede encontrar fichas informativas y una encuesta de opinión realizada en 20 países europeos. El 16 de diciembre realizaremos un encuentro en Pamplona con académicos, estudiantes, sindicatos, partidos políticos y empresas del sector donde se pretende reflexionar y sacar conclusiones sobre la importancia que tienen las políticas europeas en materia de desarrollo y comercio en las condiciones de trabajo de los trabajadores y trabajadoras de los países productores de calzado y ropa, así como el papel del consumidor europeo. Estas conclusiones junto con las de otros países europeos se llevarán a Bruselas antes de que acabe este año, por ser el Año Europeo del Desarrollo. Una aplicación móvil llamada Change Your Shoes, que cuenta los pasos, es la actividad más popular, que nos permite recabar apoyo, sumando tus pasos a una Marcha Virtual a Bruselas que demanda mayor transparencia en la cadena de suministro del calzado.

«La falta de transparencia en la cadena de suministro es una de las características del sector, pero podemos decir que, como en el sector textil, son habituales las vulneraciones de los derechos humanos»

R. del C.: ¿Bajo qué condiciones se producen los zapatos que calzamos?
J. L. M.: La falta de transparencia en la cadena de suministro es una de las características del sector, pero podemos decir que, como en el sector textil, son habituales las vulneraciones de los derechos humanos. La mayor parte de la producción se ha trasladado a países asiáticos, donde a menudo trabajadores y trabajadoras no perciben el salario mínimo interprofesional, y mucho menos un salario digno. En un país como Indonesia, los costes laborales de los trabajadores y las trabajadoras que producen zapatos es aproximadamente el 2 por ciento del precio de venta al público del modelo que fabrican. Además, la mayor parte del curtido de cuero plantea riesgos significativos para la salud de las personas trabajadoras del sector y para el medioambiente como consecuencia de la utilización de sales de cromo y otros metales pesados.

«En un país como Indonesia, los costes laborales de los trabajadores y las trabajadoras que producen zapatos es aproximadamente el 2 por ciento del precio de venta al público del modelo que fabrican»

R. del C.: ¿Qué países son actualmente los que peores condiciones laborales ofrecen a sus trabajadores?
J. L. M.: Entre los países que tienen peores condiciones laborales están sin duda los países asiáticos, como China, India, Indonesia o Bangladés. Por poner un ejemplo, una trabajadora a domicilio del estado indio de Tamil Nandú, que cose 10 pares de zapatos al día, obtiene unos ingresos en torno a 1,50 euros, cuando un kilo de arroz cuesta 0,60 euros. Es decir muy por debajo de lo necesario para poder vivir dignamente. A salarios de miseria hay que sumar la falta de prestaciones laborales, como seguro médico o pensión. En el sector del calzado de cuero, hay que diferenciar el proceso de fabricación de la curtición de la piel, uno de los sectores donde la seguridad en el trabajo deja mucho que desear. En este mismo estado de la India, en enero de 2015 murieron nueve trabajadores de una curtiduría por un accidente laboral, lo que nos puede dar una idea de la situación de las condiciones de seguridad de este sector.

«Las auditorías de las empresas quedan en el ámbito de la voluntariedad, por lo que no es una práctica tan frecuente como debería»

R. del C.: En comparación con el textil, ¿por qué cree que el sector del calzado muestra mayor resistencia a ser auditado?
J. L. M.: Las auditorías de las empresas quedan en el ámbito de la voluntariedad, por lo que no es una práctica tan frecuente como debería. En el caso del textil, la sensibilización y campañas de presión de organizaciones de derechos laborales como la campaña Ropa Limpia y otras han conseguido que se den pasos significativos y cada vez más las empresas de ropa están más sensibles hacia una demanda creciente de consumidores conscientes y responsables que demandan que su ropa, además de quedarles bien, esté realizada en condiciones de trabajo digno y que su proceso de producción sea respetuosa con el medioambiente. Así pues, aunque condiciones similares impregnan otros sectores de la industria de la moda, como el del calzado, todavía no hay suficiente conciencia de ello.

«Aunque puede haber algunos casos concretos de relocalización, en general, la producción se está trasladando a los países considerados de rentas bajas, ya que algunas partes de la producción de calzado requieren mucha mano de obra»

R. del C.: Últimamente China está deslocalizando parte de su fabricación de calzado a Etiopía. ¿Cree que esta tendencia seguirá desarrollándose en el futuro?
J. L. M.: De los 22 millones de pares de zapatos que se produjeron en 2013 el 87 por ciento de la producción del calzado se fabricó en Asia, siendo el principal productor China, con casi la mitad de la producción. Seguramente esta tendencia de China a llevar parte de la producción a África siga creciendo, pues se está dando en diferentes sectores, pero a día de hoy podemos decir que es todavía testimonial.

R. del C.: En sentido contrario, Europa vive en los últimos años un proceso de relocalización de su industria. ¿Cree que es un fenómeno realmente significativo? ¿Qué opinión le merece?
J. L. M.: Aunque puede haber algunos casos concretos de relocalización, en general, la producción se está trasladando a los países considerados de rentas bajas, ya que algunas partes de la producción de calzado requieren mucha mano de obra, especialmente en las primeras etapas. Algunas fases del proceso productivo, como coser las palas todavía se realizan a mano y, a menudo, en casa. Esta fase puede tener costos muy elevados en mercados laborales regularizados, como en Europa Occidental, donde los salarios son mucho más altos y los estándares contractuales más estrictos. En los mercados de trabajo desregulados, como por ejemplo el de la India, las personas que trabajan en su domicilio a cargo de la fase más intensiva en mano de obra suelen ser las que tienen condiciones más precarias: carecen de seguridad laboral, perciben sueldos muy bajos y se ven obligadas a trabajar en situaciones de riesgo.

«Todo lo que sea mejorar el etiquetado de los productos y mejore la información ofrecida al consumidor es importante y un avance para poder ejercer un consumo más responsable»

R. del C.: La Unión Europea discute en estos momentos la aprobación del etiquetado obligatorio en origen del calzado. ¿Cree que puede ser una medida interesante?
J. L. M.: Todo lo que sea mejorar el etiquetado de los productos y mejore la información ofrecida al consumidor es importante y un avance para poder ejercer un consumo más responsable. Hoy en día ocurre que parte del proceso de fabricación se da en Asia y solo las etapas finales del mismo se realizan en Europa, apareciendo en el etiquetado como «hecho en España» cuando tan solo se han realizado las últimas etapas. Esto denota una falta de transparencia hacia el consumidor.

R. del C.: Los detractores de la obligatoriedad de especificar el origen de los zapatos alegan que la etiqueta «made in» no aporta información de interés para el consumidor europeo. ¿Cree que esto es así?
J. L. M.:  Los resultados de la encuesta realizada por la empresa Nielsen a 10.000 ciudadanos de 20 países europeos con motivo de la campaña Cambia Tus Zapatos muestran que el 50 por ciento de la población europea tiene poca o ninguna información sobre la producción de zapatos, a pesar de que la magnitud de la industria es muy considerable. Por lo que todo lo que suponga avanzar en información y transparencia sobre el origen, proveedores, condiciones de trabajo de los trabajadores y trabajadoras e impacto ambiental en el proceso de fabricación es bienvenida.

R. del C.: Decía no hace mucho un directivo de The North Face que «aunque los consumidores dicen preocuparse por la sostenibilidad, esta no es una prioridad cuando compran ropa, ya que se guían principalmente por el precio y la moda». De igual manera, un reciente estudio de Chalhoub Group aseguraba que «la sostenibilidad no es un aspecto relevante para la mayoría de compradores de artículos de lujo». ¿Qué hay de cierto en estas afirmaciones?  
J. L. M.: La encuesta que antes comentaba también revela que el 63 por ciento de las personas encuestadas cree que la UE debería imponer regulaciones sobre las mercancías que entran en el mercado europeo para garantizar que se han protegido los derechos de los trabajadores y las trabajadoras. Creemos que este dato es significativo y confirma que hay una tendencia creciente hacia una mayor conciencia sobre este tema.

«El consumidor debe estar informado para poder elegir con conocimiento, sabiendo que hay detrás de los zapatos que va a comprar»

R. del C.: ¿Qué alternativas tiene el consumidor que no quiera comprar zapatos fabricados bajo abusivas condiciones laborales?
J. L. M.: En primer lugar el consumidor debe estar informado para poder elegir con conocimiento, sabiendo que hay detrás de los zapatos que va a comprar. De hecho una de las actividades que desarrolla la campaña tiene que ver con la divulgación de una serie de fichas técnicas sobre la industria global del calzado, que justamente pretenden acabar con esta falta de transparencia en el sector.

R. del C.: España es un país con una importante industria del calzado, donde todavía se fabrican zapatos. ¿Cómo son las condiciones de trabajo de los empleados del sector en España?
J. L. M.: El precio medio del calzado destinado a la exportación ha aumentado sin parar durante los últimos años, sobre todo debido al aumento de los costes de producción. Estos precios difieren drásticamente entre Asia y Europa, los dos exportadores más importantes del sector. En 2013, por ejemplo, en China se pagaba un promedio de 3,45 euros por cada par de zapatos, mientras que en Alemania ascendía a los 17,97 euros. En España, la industria del calzado pensamos está centrada en un calzado donde prima la calidad y el diseño empleando a profesionales que participan en muy diferentes fases del proceso de producción del calzado, como la concepción y el diseño. La existencia de una normativa laboral que garantiza los derechos laborales de los trabajadores y trabajadoras y la presencia de sindicatos debería asegurar unas condiciones de trabajo seguras y una remuneración digna, aunque no se puede descartar que haya excepciones.

R. del C.: Se calcula que más de la mitad de los trabajadores del sector del calzado en algunas zonas zapateras de España como Alicante trabajan sin contrato y forman parte de la llamada «economía sumergida». ¿Cómo se podría evitar este fraude laboral?
J. L. M.: El cumplimiento de la ley debería ser suficiente para que la situación mejorase. Esta tarea de investigación del fraude y su control corresponde a las autoridades pertinentes, por lo que sería el primer paso a dar.

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Categoría: Entrevistas

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