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Editorial: Las oportunidades del coronavirus

| 17 marzo, 2020 | Comentario

En el momento en el que se escribe este texto, la cifra de infectados por el covid-19 (coronavirus) en todo el mundo asciende a más de 85.000 (82 de ellos en España) y el total de muertos está cerca de superar los 3.000. Aunque la gran mayoría de casos confirmados se manifiesta en China, en el resto del mundo ya empiezan a proliferar los pacientes que acusan esta enfermedad y las previsiones más conservadoras auguran una progresiva extensión internacional. Como no podía ser de otro modo, la alarma desatada en torno a este virus también ha contagiado a la economía, proclive a retraerse a la mínima incertidumbre. De esta manera, se calcula que la economía global se desacelerará en torno a uno o dos puntos porcentuales a causa del coronavirus. Sus primeras víctimas económicas han sido las bolsas internacionales, las cuales vivieron a finales de febrero algunas de sus peores jornadas desde hace mucho tiempo.

En China, origen del nuevo virus, sus consecuencias están siendo más graves si cabe. Además del goteo constante de fallecidos por la enfermedad, las medidas adoptadas para frenar el contagio están provocando la parálisis de la actividad industrial del país. Teniendo en cuenta que China está considerada «la fábrica del planeta», no pocos sectores en el resto de países están empezando a resentirse por el desabastecimiento de materiales y componentes. En concreto, en lo referente al calzado, China fabrica casi el 56 por ciento del total de zapatos manufacturados en todo el mundo. El estancamiento de la producción y la caída de la escalada de barcos de mercancías en puertos chinos han provocado que algunas marcas empiecen a preocuparse ante la posibilidad de no recibir a tiempo los pedidos de las próximas colecciones.

El estancamiento de la producción y la caída de la escalada de barcos de mercancías en puertos chinos han provocado que algunas marcas empiecen a preocuparse ante la posibilidad de no recibir a tiempo los pedidos de las próximas colecciones.

¿Pueden beneficiarse de este parón industrial chino nuestros fabricantes nacionales de calzado? En la pasada edición de la feria italiana Micam, un fabricante español comentaba que una marca alemana de zapatos le había consultado sobre la posibilidad de encargarle la producción de la colección de verano ante el previsible incumplimiento de su proveedor chino. Más allá de casos anecdóticos, no parece probable que la industria española vaya a sustituir a la china como fabricante mundial de calzado. Para empezar, habría que preguntarle al representante de la marca alemana en Micam si exigió al fabricante español, además de una celeridad desproporcionada en la entrega de los pares, unos precios a la china o a la europea. Es evidente que los segmentos de calidad y precio en los que se mueven los fabricantes españoles y los chinos son diferentes y sus clientes, por tanto, otros. Además, en estos momentos, las autoridades chinas han dado muestras suficientes de su destreza a la hora de manejar coyunturas de emergencia, y todo parece indicar que la situación se empieza a revertir: el número de contagiados cada vez es menor y las defunciones provocadas por el coronavirus se estabilizan. Por el contrario, Europa y América se enfrentan ahora al delicado momento de propagación exponencial del virus, por lo que no sabemos si también España, tarde o temprano, tendrá que tomar la decisión de suspender la actividad en sus fábricas o poner en cuarentena a grandes núcleos de población.

Es difícil vaticinar en estos momentos qué ocurrirá. Si se desencadenará una pandemia imprevisible o si el covid-19 desaparecerá de manera tan abrupta como apareció y de la misma forma que otros virus precedentes. Como decimos, es probable que la industria española de calzado no se vea notablemente beneficiada de la crisis china del coronavirus. En contextos convulsos, las economías más inestables (y la española lo es ahora mismo) suelen ser las más afectadas. Pero, aunque no se beneficie, sí puede ser una buena oportunidad para reivindicarse y llamar la atención sobre las ventajas de una fabricación local, cercana e independiente de vaivenes internacionales incontrolables. La industria española del calzado es un ejemplo patente y reconocido en todo el mundo en cuanto a la fabricación de zapatos. Antes que apostar por la debacle industrial de China, arrasada por una hipotética hecatombe gripal incontrolada, nuestras marcas deberían seguir trabajando con normalidad en aquello que mejor saben hacer: zapatos con una excelente relación calidad-precio.

Descargar pdf del editorial de Revista del Calzado, número 227: AQUÍ

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Categoría: Actualidad

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