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¿Cómo está afectando la crisis del coronavirus a la industria española del calzado? 1ª parte

| 30 marzo, 2020 | 1 Comentario

[Actualización: desde el 30 de marzo hasta el 9 de abril toda actividad no esencial ha quedado paralizada]

El primer caso de contagio por el nuevo coronavirus se conoció en España el pasado 31 de enero. Desde entonces se han sucedido los infectados y fallecidos, mientras el país se mantiene en suspenso bajo un estricto estado de alarma que confina a millones de personas en sus casas y que ha paralizado gran parte de la actividad industrial. Los efectos del covid-19 son enormes, aunque todavía nadie se atreve a calcular hasta qué punto diezmará la salud y la economía españolas.

El sector del calzado, por supuesto, no es indemne a esta catástrofe. La pandemia no solo ha deprimido el consumo de zapatos, sino que ha suspendido también la fabricación en su mayoría. Las consecuencias de este hiato económico son impredecibles. Por ello, para intentar conocer un poco mejor cómo está afectando esta insólita situación a la industria española del calzado, hemos contactado con distintos agentes implicados en su fabricación y distribución (marcas, zapaterías, proveedores, etc.). A todos ellos les hemos preguntado por las consecuencias de las restricciones sobre sus negocios, sobre qué les está pareciendo la respuesta por parte de las administraciones y por cuándo y en qué condiciones creen que acabaremos esta cuarentena interminable. Esto es lo que nos han contado:

Los fabricantes
El covid-19 ha golpeado al sector nacional del calzado en dos tiempos. En un principio, durante las semanas previas a la aplicación en España de las medidas para asegurar el distanciamiento social, el coronavirus afectó sobre todo a la cadena de suministro de la industria zapatera. Muchos pedidos de componentes a proveedores asiáticos se retrasaron, debido a que la expansión de la pandemia en China tocaba por entonces su paroxismo. Luego se dejó notar en la caída de los pedidos correspondientes a la temporada otoño-invierno 2020/2021, a consecuencia, en gran parte, de la baja actividad registrada en las ferias internacionales.

El siguiente golpe llegó una vez que el virus se detectó en Europa, extendiéndose primero en Italia y posteriormente en Francia, Alemania, España y demás países continentales. A principios de marzo el virus ya había paralizado casi por completo la distribución minorista de zapatos en media Europa, destino del 70 por ciento de la producción española de zapatos. Tras decretarse en España el cierre obligatorio de todos los comercios, salvo farmacias y establecimientos de alimentación, las marcas de calzado también perdieron la cuota correspondiente al consumo interno.

«La pandemia del coronavirus empezó siendo una crisis sanitaria que se ha convertido en una crisis económica que, aun siendo temporal y coyuntural, está afectando de lleno al sector del calzado.»

Marián Cano, presidenta de la Asociación Valenciana de Empresarios del Calzado (Avecal), también distingue dos fases en los efectos de esta pandemia: una como crisis sanitaria y otra como crisis económica. «La pandemia del coronavirus empezó siendo una crisis sanitaria que se ha convertido en una crisis económica que, aun siendo temporal y coyuntural, está afectando de lleno al sector del calzado. La paralización del consumo en Europa, que se está reproduciendo a escala mundial, es una de las graves consecuencias que ha traído consigo esta crisis. Y, en el caso del calzado, estas complicaciones se acentúan aún más, ya que somos un producto de moda que no puede aplazar sus tiempos de consumo», cuenta Cano.

El cierre del comercio minorista ha provocado que todo el stock de las últimas colecciones permanezca aún en los almacenes sin encontrar compradores. «La anulación de pedidos nos lleva a tener un gran stock actualmente. Este stock ha sido ya fabricado y las materias, trabajos, etc., han de ser pagados a nuestros proveedores, sin poder recuperar dicha inversión ante la imposibilidad de venderlo», explica Daniel Mogica, director comercial de la marca de zapatos femeninos Valerias. «Lo estamos pasando realmente mal. Muchos clientes, ante el necesario cierre temporal de sus tiendas, se han visto obligados a anular sus pedidos. Estamos hablando de más de un 50 por ciento del total de nuestra producción, que ya se encuentra fabricada o casi terminada, con todos los materiales y trabajos pagados. Además de esto, muchos de nuestros proveedores se han visto obligados a cerrar, algunos incluso de manera definitiva, ante los problemas de liquidez a los que se enfrentan», se lamenta Mogica.

«Al bloqueo de los pedidos de invierno, hay que sumarle los retrasos en los pagos de la colección de verano servida antes de la crisis»

De esta manera, muchas firmas no solo han desistido de la venta de su colección de otoño-invierno ante la parálisis del sector de la distribución, sino que también deben afrontar numerosos impagos de pedidos de los modelos ya despachados. Como asegura Francisco Giménez, de la marca de calzado infantil Dechics, «al bloqueo de los pedidos de invierno, hay que sumarle los retrasos en los pagos de la colección de verano servida antes de la crisis». «Ahora mismo la mayor dificultad a la que nos enfrentamos las empresas de calzado es, además de los riesgos obvios sobre la salud, a las complicaciones económicas derivadas del retraso en los pagos por parte de los clientes», añade Giménez.

Aunque bastantes empresas aguantaron alrededor de una semana su actividad desde que se impuso la cuarentena en España, en general a partir del 20 de marzo casi todas las fábricas pararon de producir, a excepción de unas pocas que lo hacen de manera parcial. Las fábricas han dejado de fabricar zapatos, pero no se han apagado, ya que «algunas líneas productivas se están utilizando para confeccionar mascarillas en colaboración con el sistema hospitalario en un gran movimiento ciudadano solidario», recuerda José Monzonís, presidente de la Federación de Industrias del Calzado Español (FICE). Efectivamente, la pandemia ha favorecido la aparición de diversas iniciativas para ayudar en la confección de material sanitario en todos los núcleos productivos de calzado de España (desde Valverde del Camino a Elda y Elche, pasando por Almansa y Arnedo). Gracias a estos movimientos solidarios del sector del calzado, muchas compañías zapateras en nuestro país están cediendo su capacidad productiva para elaborar mascarillas quirúrgicas, guantes, batas impermeables o soluciones hidroalcohólicas. Además, otras empresas están facilitando sus contactos con distribuidores en China y Corea del Sur para encargar la compra de miles de productos necesarios en la lucha contra el coronavirus.

Medidas del gobierno
El pasado 14 de marzo se reunió de manera extraordinaria el Consejo de Ministros para aprobar un decreto ley con el fin de combatir la pandemia del coronavirus. Este paquete de medidas incluía, además de fuertes restricciones a la movilidad de la población española, iniciativas para apoyar a las familias más vulnerables, los trabajadores, las empresas y los autónomos. Por ejemplo, el decreto ley anunciaba, entre otras cosas, la flexibilización de los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE), eximía del pago de las cuotas a la Seguridad Social a aquellas empresas que se acogieran a un ERTE, reducía la jornada laboral por motivos de cuidados a familiares, obligaba a las empresas a favorecer el teletrabajo de sus empleados, ponía en marcha avales públicos por valor de 100.000 millones de euros o la moratoria en el pago de la hipoteca a trabajadores afectados por el coronavirus.

Las medidas aprobadas por el Gobierno han sido, en general, bien acogidas por las compañías del sector del calzado, aunque echan en falta acciones específicas para solventar el problema de liquidez de las empresas y critican el exceso de burocracia que se requiere para acceder a algunas de las ayudas. «La música suena bien, y están en sintonía con las decretadas por otros países europeos, pero falta por seguir viendo la letra pequeña», explica el presidente de FICE. Por su parte, para la presidenta de Avecal, Marián Cano, «todas las medidas que ayuden a minimizar el impacto económico de esta crisis son necesarias. Estamos haciendo un seguimiento especial a las propuestas que tienen que ver con la financiación de las empresas, ya que nuestro cliente tradicional (los comercios minoristas) va a necesitar nuevos canales de financiación que le permitan retomar su actividad y afrontar los aplazamientos en los pagos de pedidos entregados». «Consideramos que es importante que la administración favorezca la liquidez de las empresas del sector y que las medidas aporten soluciones reales de financiación, que permitan a nuestras empresas asumir el coste de la cancelación de pedidos o el aplazamiento de pagos en los pedidos servidos», añade Cano.

«Todas las medidas propuestas son paja. La inyección a los bancos para ofrecer liquidez a las empresas no sirve de nada si los requerimientos por parte de los bancos para acceder a esta liquidez son prácticamente inalcanzables»

En cambio, a algunos responsables de marcas de calzado como Daniel Mogica, de Valerias, las medidas aprobadas le parecen «insuficientes completamente». «En estos momentos, las pequeñas y medianas empresas nos encontramos sin ayudas reales. Todas las medidas propuestas son paja. La inyección a los bancos para ofrecer liquidez a las empresas no sirve de nada si los requerimientos por parte de los bancos para acceder a esta liquidez son prácticamente inalcanzables. Se necesitan más estímulos para autónomos que se han visto obligados al cierre y ayudas por parte de los bancos para aplazar pagos, sin recurrir a gastos financieros excesivamente altos», protesta Mogica. Las objecciones ante el decreto ley presentado por el gobierno no solo están relacionadas con las pymes, sino que también las más grandes objetan que «el aplazamiento de impuestos anunciado inicialmente haya acabado limitándose a empresas con facturaciones de 6 millones de euros o menos», tal y como señala el presidente de la patronal del calzado, José Monzonís.

La Rioja Coronavirus

Tras el coronavirus
Los expertos dan por hecho que el estado de alarma en España se prolongará aún durante varios meses. Es difícil predecir cuándo acabará la reclusión en nuestras casas y en qué momento las empresas recuperarán la normalidad. Lo que sí es seguro es que cuanto más dure esta situción excepcional más profunda será la crisis económica a la que se tendrán que enfrentar las compañías. Por ejemplo, la OCDE calcula que por cada mes de confinamiento se perderán dos puntos de PIB. ¿Y la industria del calzado? ¿Cuándo y en qué condiciones superará la crisis del coronavirus? «Es muy difícil predecir hasta cuándo va a durar esta situación. Sabemos que esta crisis es temporal, pero si hay algo que está claro es que cuanto más se tarde en volver a la normalidad, más profunda será la paralización económica y más costará a las empresas recuperarse», piensa la portavoz de Avecal.

Es evidente que a las empresas zapateras no les preocupa tanto el cuándo como el cómo. «En el corto plazo vamos a sufrir problemas en los cobros, ventas, liquidez (stocks) y organización de las empresas. Y nos preocupa que, aunque la pandemia remita progresivamente en un plazo, digamos, corto, esta situación puede llevar a las pymes con menores reservas a unas dificultades excepcionales, pues estamos en pleno inicio de la campaña de primavera-verano. En general, podemos pensar que los efectos en el corto plazo dependerán de lo prolongada que sea esta crisis sanitaria, de las medidas públicas que se vayan adoptando y de la respuesta de los consumidores en los primeros meses siguientes a esta crisis pandémica», explica Monzonís. ¿Pero qué pasara más adelante, en un medio y largo plazo, una vez que el coronavirus se haya superado y ya solo queden sus secuelas? «Toda la industria española va a tener que hacer un mayor esfuerzo inversor (con apoyo público) en los tres factores clave de la industria 4.0: conocimientos, competencias y tecnologías, para posicionarse en los movimientos de redistribución geográfica de las actuales cadenas globales de suministro que, sin duda, se van a ir produciendo», anticipa el presidente de FICE. Po supuesto, hablar en estos momentos de inversiones en I+D suena descabellado, «ahora lo importante es seguir ayudando a proteger a nuestro personal sanitario», recuerda Monzonís.

Nadie duda de que la herida en la economía será profunda. Se prevé el cierre temporal o definitivo de muchas empresas, y la repercusión de la crisis sobre el empleo nos recordará a los peores momentos de aquella del 2008, no tan lejana. Las empresas son conscientes de que se tardará mucho en volver a la normalidad de su actividad, pero más allá de equilibrar el balance de resultados, lo que más costará a las marcas de calzado será «recuperar la confianza del consumidor», explica Daniel Mogica. ¿Cuánto tiempo tardarán las empresas en retomar su actividad con normalidad tras el coronavirus? «Creo que nada volverá a ser igual», opina Francisco Giménez, de Dechics.

 

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Categoría: Actualidad, Reportajes

Comentarios (1)

  1. os comunico mi alegría y satisfacción por la llegada a mi domicilio de Madrid de la donación de 1000 mascarillas fabricadas en la fabrica de alpargatas de calzanor cuya marca, juncal aguirre represento hace 30 años. gracias en nombre de madrid a todas las aparadoras , a juncal Aguirre , a sus hijos, y a todos el personal que han trabajado gratis todo el fin de semana para que hoy ya esten aquí y las podamos salir a repartir.

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